Cuando se han perdido dientes, el hueso de los maxilares donde estos se encontraban, llamado hueso alveolar, comienza un proceso crónico, progresivo e irreversible denominado reabsorción del reborde residual, el cuál ocurre más rápidamente durante el primer año de uso de prótesis removible.
Además de la pérdida dental, numerosos factores influyen en la reabsorción alveolar, especialmente factores endocrinos, metabólicos, traumáticos y patológicos, entre otros, por lo cual se puede decir que este proceso posee una etiología multifactorial inducida primariamente por la carga funcional alterada que se transmite a los tejidos en el tiempo.
Cuando se ha generado reabsorción del reborde residual, los surcos vestibulares se tornan disminuidos y se genera interferencia de los músculos que se encuentran a ese nivel.
En casos extremos las inserciones musculares y mucosas están muy próximas a la cresta alveolar, por lo que resulta imposible instalar una prótesis que vaya a tener éxito, ya al intentarlo las inserciones de musculares y mucosas la desalojarán, por lo que no tendrá la estabilidad adecuada.
Profundización del vestíbulo
Para solucionar este problema es posible realizar una intervención quirúrgica denominada “Profundización de vestíbulo” la cual está dirigida a lograr aumentar la cresta alveolar que otorgará soporte a la prótesis, esta intervención puede ser realizada mediante varias técnicas, las cuales son:
- Vestibuloplastía submucosa
- Colgajo de Transposición labial
- Injerto de piel Parcial
- Injerto de mucosa palatina.
Cualquiera de estas técnicas es realizada bajo anestesia local y puede ser acompañada de sedación oral o consciente, por lo cual el paciente no sentirá dolor durante la intervención.
La vestibuloplastía submucosa, consiste en aumentar la profundidad del surco vestibular a través de la tunelización y suspensión de los tejidos blandos de la cresta alveolar. Esta técnica se indica cuando la altura ósea es adecuada pero la inserción de músculos y mucosa es muy próxima.
Se realiza una incisión mucosa horizontal en la línea media del maxilar y se realiza una disección sobre el periostio con tijeras. Luego la mucosa se fija en una posición más alta inmovilizándola con la prótesis y suspensiones alámbricas.
Otra técnica es el colgajo de transposición labial, el cual es aplicable solo en el sector anterior de la cresta alveolar y consiste en realizar una incisión paralela a la cresta alveolar y 3 a 4 centímetros de distancia de la mucosa del labio, se separa el tejido mucoso y se reposiciona en el fondo del vestíbulo mediante sutura. El tejido labial que queda expuesto reparará por segunda intención.
Con el mismo objetivo se usa una técnica que incluye injertos de piel. Con la finalidad de evitar problemas de fibrosis y de cicatrización asociados al procedimiento. En primera instancia se debe preparar una férula de contención postquirúrgica, durante la intervención primero se tomará un injerto de piel que se obtiene de la zona lateral del muslo generalmente, la cual debe ser de poco grosor para evitar su contracción.
El injerto se conserva envuelto en una gasa con suero fisiológico. Luego se realiza una incisión en la cresta alveolar y se eleva solo la parte mucosa, se desinsertan los músculos milohioideos y genioglosos y de determina una nueva posición de los vestíbulos labial y lingual.
Finalmente se se fija el injerto de piel inmovilizándose por 7 a 10 días con la férula preformada y cerclajes perimandibulares.
La técnica con injertos de mucosa palatina posee la misma función que la de los injertos de piel parcial, pero tiene mejor reproducción del tejido del área receptora y la toma de injerto es más simple por lo que se prefiere en pacientes con enfermedades sistémicas y cuando la cantidad de tejido que se necesita es menor.
El injerto se toma desde el paladar a 3-4 mm del margen gingival evitando pliegues y arterias, puede obtenerse manualmente o mediante un instrumento especializado llamado mucotoma. Primero se realiza una insición en la cresta alveolar y se separa el tejido mucoso reposicionadolo en una posición más profunda, luego obtiene el injerto y se posiciona en la zona receptora que es la que quedó descubierta. La herida de la zona donante reparará por segunda intención.